HACIENDAS DE MÉXICO ARISTOCRACIA HOTELERA

HACIENDAS DE MÉXICO ARISTOCRACIA HOTELERA

Distribuidas estratégicamente en puntos distintos de nuestro país, las haciendas son el marco perfecto para conocer y disfrutar de los atractivos culturales y naturales que le rodean.

Por Federico de Jesús

Las aristocráticas haciendas ofrecen a los amantes de la nostalgia su renovada grandeza.

Hoy se puede evocar el esplendor de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX al hospedarse en alguna de estas lujosas construcciones de estilo colonial y neoclásico que destacan en la llanura, muy cerca de vestigios arqueológicos y paraísos naturales.

La historia de las haciendas se remonta a la conquista de México, cuando algunos españoles recibieron como premio a sus méritos pequeñas estancias ganaderas y maiceras, que proveían de grano, carne salada y cuero a los marinos que cruzaban al atlántico.

En los últimos años del virreinato se liberó el comercio y la Península tenía pocos productos que exportar. Hubo entonces gran demanda de tierra para cultivos como el tabaco, la caña de azúcar, madera, palo de tinte, algodón y fibra de henequén. No fue sino hasta mediados del siglo XIX que el número de fincas creció y se afianzó sobre todo la producción del hilo de sisal extraído de las pencas de henequén.

Pero el imperio de los hacendados no duró mucho. A partir de la implantación paulatina de la reforma agraria en 1937, las haciendas sufrieron un complicado proceso de disputa, fraccionamiento y abandono.

Así, se produjo una ruptura definitiva donde la infraestructura de las haciendas se volvió insostenible por sus altos costos operativos, por que se les dejó al abandono y al saqueo.

Pero en décadas recientes empresas e instituciones gubernamentales se propusieron rescatar del abandono a las haciendas, tras reconocer su valor cultural y el potencial turístico. Algunas propiedades fueron adquiridas por grupos empresariales especializados en la creación de desarrollos turísticos innovadores, orientados a nichos de mercado con alto poder adquisitivo, tal y como lo mostramos a continuación.

HACIENDA UAYAMÓN

Sin duda, el marco ideal para disfrutar la exuberancia campechana es habitar el lujo clásico de Hacienda Uayamón, cuyas habitaciones gozan el privilegio de jardines privados, terraza de asoleadero y la majestuosa presencia de la flora subtropical.

Las veredas que conducen a las villas estilo colonial permiten disfrutar del clima, el paisaje y los hermosos jardines le ofrecen un paseo romántico al estilo del siglo XIX.

Situada a unos minutos al norte de Campeche, la hacienda, permite disfrutar de las bondades del Golfo de México y sus riquezas naturales a un paso pero también la selectiva presencia de la Isla de Jaina con su magnífico cementerio maya, la reserva de tortugas y la regia ciudad maya antigua de Edzná.

HACIENDA SANTA ROSA

Antiguos territorios de ricas salinas mayas y estancias donde se cultivaba el palo de tinte rodean a la cogedora Santa Rosa, Hacienda dedicada al culto de Nuestra Señora de Lima. Sus territorios dominan la porción occidental de la Península, lo que permite conocer las maravillas naturales de la región.

Habitaciones de gran lujo hacen de esta Hacienda más que un hogar fuera de casa. El tiempo se pasa frente a la chimenea que aún conserva la inscripción HGF 1901, que los hermanos García Fajardo imprimieron con sello de personal propiedad.

Las pardas tardes se disfrutan alrededor de la piscina sombreada y enmarcada por la arquería típica de los edificios y las plantaciones de especies tropicales de la región vistas desde la comodidad de una hamaca.

Los talleres artesanales de la Hacienda Ochil están a corta distancia de Temozón, así como la reserva natural de Celestún, las ruinas mayas de Oxkintok, las grutas de Calcehyok, la isla maya de Jaina y la amurallada ciudad de Campeche.

HACIENDA SAN ANTONIO

Nadie imaginaría que Hacienda San Antonio, un súper exclusivo hotel, se encontraría a los pies del Nevado de Colima para satisfacer las necesidades de los viajeros más sibaritas.

Rodeado por más de 2000 hectáreas de cafetales, el hotel fue remozado para que cada una de las suites recreen, de la manera más auténtica, viejas y glamorosas épocas pasadas, como lo podemos corroborar con los techos abovedados, las puertas de estilo francés y las estructuras del comedor y de la terraza, la cual tiene vista hacia los espectaculares jardines multicolores.

En cuanto a servicios, es imperdible conocer el estilo culinario que maneja el chef del hotel, David Ferré, quien gusta por conjugar técnicas francesas con ingredientes locales.

También hay que saber que esta hacienda tiene una propiedad hermana. Se trata de Cuixmala, ubicada en la hermosa Costalegre en Jalisco, a un corto trayecto en automóvil o avión privado.

HACIENDAS EN MÉXICO

  • De las 362 haciendas que existen, más de 80 conservan sus detalles originales y otras han sido parte de una labor de restauración por parte de la iniciativa privada e instituciones, para revitalizar su abolengo y convertirlas en hoteles de superlujo, museos, restaurantes y paradores turísticos.
  • Grandes chimeneas, máquinas desfibradoras, salones con antigüedades, arcos de estilo  árabe y espadañas que coronan las arcadas de las casas principales, son algunos elementos que evocan abolengo del antiguo imperio del henequén, el maíz y la caña de azúcar.

 

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