16 Jun SENTIMIENTOS EN LA MODA
Por Alix Duarte / Fotos & arte Fashion Snooop
Siempre he tenido la idea de que la ropa es mucho más que un vestido para cubrir nuestro cuerpo. Cuando era niña, recuerdo haber tenido un colapso emocional por tener que usar un vestido para una fiesta. Me sentía extremadamente incómoda con los vestidos y mucho más cómoda con los pantalones. Tal vez fue porque no podía trepar a los árboles ni andar en bicicleta con una falda, pero sospecho que tiene mucho más que ver con las asociaciones simbólicas subconscientes con los vestidos y la feminidad. No soy la única que rechazó el atuendo de princesa. Amaranta, mi esposa y socia comercial, también odiaba los vestidos cuando era niña. Pero para ajustarse a la opinión de la sociedad sobre cómo debe comportarse y vestirse una niña, Amaranta y su madre llegaron a un acuerdo de que el miércoles usaría un vestido, para el día de sus presentaciones musicales en el colegio.
Al igual que mi socia, siempre me ha gustado la ropa «juvenil». Durante mi adolescencia y mis 20 luché por encontrar ropa que coincidiera con mi identidad, aunque siempre me sentí un poco incómoda con mi apariencia, pues ya había descubierto mi orientación sexual. Pero una vez que comencé a encontrar ropa andrógina y de inspiración masculina –a mi gusto-, me sentí mucho más a gusto y mi confianza se fortaleció. Noté que la gente me felicitaba por mi apariencia y mi actitud, ya no me sentía incómoda con lo que estaba usando.
La diseñadora icónica Coco Chanel dijo una vez: «La belleza comienza en el momento en que decides ser tú mismo». No podría haberlo dicho mejor. Cuando miro hacia atrás y veo las fotos de la escuela secundaria en las que estoy tratando de encajar con las chicas que usan vestidos y maquillaje, simplemente veo que no me sentía segura, mucho menos feliz, en comparación con lo que hoy experimento: me pongo un traje y una bonita camisa abotonada y me siento totalmente identificada. Pero, ¿por qué la ropa, por qué solo un pedazo de tela puede provocar reacciones tan fuertes?
La ropa es una de las principales formas en que expresamos nuestra personalidad al mundo. Son un reflejo de quiénes somos y con ello le damos señales a las personas sobre lo que representamos. Las personas hacen suposiciones sobre nosotros en función de lo que llevamos y nuestra ropa puede afectar nuestras propias emociones y sentimientos, así lo ha demostrado científicamente la psicología, donde señala que la ropa puede afectar tus emociones de forma positiva o negativa.
Un estudio realizado por la profesora Karen Pine, autora de “Mind What Your Wear: Psychology of Fashion”, descubrió que una mujer elige usar cierto tipo de ropa dependiendo -en gran medida- de su estado emocional. Las mujeres que estan deprimidas son propensas a ponerse ropa holgada. En comparación, las mujeres que son felices tienen más probabilidades de ponerse un vestido. ¡Claro que no estudió a las mujeres, como yo, que odian los vestidos!
IMPACTA EL RENDIMIENTO MENTAL Y LA AGILIDAD
Creo que todos podemos relacionarnos con sentirnos más positivos o negativos en función de lo que llevamos puesto, pero apuesto a que no pensaste que eso podría afectar los resultados de tus exámenes. La mayoría de las mujeres se preocupan por su cuerpo de verano, debido al traje de baño, pero aparentemente esa angustia está consumiendo una valiosa energía mental.
En un estudio, también realizado por “Mind What Your Wear: Psychology of Fashion”, se les pidió a un grupo de mujeres que usaran traje de baño durante una exámen de matemáticas. La mayoría obtuvo malas calificaciones que aquellas que vestían ropa normal. Pero a las personas a las que se les pidió que usaran una bata blanca les fue mucho mejor en una prueba de agilidad mental, sobre todo los que usaban una bata de médico, calificaciones superiores a los pensaron que utilizaban una bata de pintor.
Y así podemos poner más ejemplos, como los trajes que pueden hacerte sentir más poderoso y obtener mejores negociaciones en el trabajo, un fenómeno mental llamado «cognición envuelta» en el área de la psicología, que señala que el ser humano, al ponerse cierto tipo de ropa, inconscientemente crea un lazo de identidad o rechazo a lo que scede durante su día.
Pero la ropa no solo cambia la forma en que te sientes, piensas y te comportas, cambia la forma en que otras personas te ven. ¿Alguna vez juzgaste a alguien por cómo estaba vestido? Un tipo con bigote en el manillar, muchos tatuajes, viste ropa de segunda mano; probablemente toca en una banda y vive en Williamsburg, Brooklyn. Una chica con pelo corto y camisa de franela seguramente trabaja en una ONG, obviamente eslesbiana. Todos lo hacemos. Es la naturaleza humana.
Sin duda la ropa no es solo lo que te cubre tu cuerpo. Afecta cómo pensamos, como nos sentimos, cómo actuamos y lo que otras personas piensan acerca de nosotros. Se trata de salud mental, de sentirse cómodo en nuestra propia piel. Y sí, existe una clara relación entre lo que usamos y cómo nos sentimos. Y si esas opciones no existen, puede afectar negativamente en nuestra identidad. Así que sigamos creando ropa única y aceptemos cualquier prenda que nos haga sentir mejor. Solo será un mundo mejor si todos podemos encontrar y usar ropa que nos haga sentir como nosotros mismos.
PERO CUÁLES SON LAS TENDENCIAS CON LA PANDEMIA
Según Ada Jolly, directora de Fashion Snoops para el habla hispana, los impulsos de compra se realizan con base en una emoción, actualmente es muy difícil que una compra sea 100% analítica. El ser humano tiene dos hemisferios en el cerebro, el izquierdo (el analítico) y el derecho (el procesador de las imágenes, las emociones, los sentimientos y las relaciones), ante ello, los nuevos estudios de mercado de la moda, con base en la nueva normalidad, se basan en cuatro sentimientos y conceptos por temporada:
Enmendar, Límite, Maravilla y Bondad.
La Bondad se refiere a lo que estamos viviendo como sociedad, cambios muy importantes en la vida. Políticos, sociales, cambio climático, de salud. Y hay un groso de la población que solamente quiere ser feliz, estar en paz para ser positivos y mantener la tranquilidad. La bondad es un sentimiento nato en la humanidad y este segmento, la industria de la moda, quiere explotarlo.
Para este concepto hay varios conductores iniciales, el primero es interdependencia radical. Tenemos información real y falsa, buena y mala, sin duda lo que ha ocasionado que seamos más radicales. Y lo estamos viendo de manera social, un fenómeno que nos está alejando en la comunicación, de nuestros valores. Estamos viviendo una deshumanización y nos hemos vuelto más radicales con nuestros pensamientos, pero también estamos interconectando con otros individuos, creando un lazo social que conduce a ciertos ámbitos de consumo.
El segundo conductor es el Reinicio Cultural. Y esto se basa en nuestro espacio. Como nuestro hogar, que con la pandemia se convirtió en nuestro santuario multifuncional. Donde hemos descubierto que tenemos tiempo para nosotros, para ser bondadosos con nosotros mimos a través de cuidar nuestro cuerpo y mente, desde hacer yoga y mantener una sana alimentación, hasta realizar cosas que antes no realizábamos.
El tercer conductor es la crisis táctil. Estamos aislados y nos ha ocasionado muchos cambios. Como seres humanos, sobre todo con la pandemia, necesitamos sentir, tocar. Pero ahora es imposible abrazarnos. Tanto que las mascotas nos están sustituyendo en este ámbito. Algo que afecta directamente al diseño.
Ahora buscamos ese confort a través del diseño, tal como sucedía en los años 70. La familia feliz, colores positivos, pasteles, siluetas sin arriesgue, elementos aplicados a los nuevos tiempos. Textiles que nos hagan sentir mejor, marcando tres pilares en el diseño del concepto de Bondad: Playhaus (la vida simple, hay posibilidades de jugar con elementos. La vida es muy seria allá fuera, por ello vienen colores más alegres, siluetas sin líneas rectas, porque los ángulos son más agresivos. Peluche o pelo sintético.
El segundo pilar es La Vida Simple, que se refiere a momentos felices pero llenos de nostalgia, por ello se incluyen siluetas heredadas, como el suéter de la abuela, pero dirigidos a consumidores de tecnología antigua con aplicaciones de la nueva era.
El tercer pilar, Lessadence, señala que menos es más. Es la tendencia que le dice basta con la saturación. Se trata de limpieza de espacios, pero con más calidad.
Menos es el nuevo flujo, mínimo pero no menos decadente. Elementos refinados pensados para usar en capas.
La paleta de colores es positiva y alegre, que nos lleva desde los tonos verdosos, hasta partes neutrales; tonos fresas, coral, y marrones, que nos transmiten seguridad.
Esenciales, básicos, elegancia simple pero que no llega a ser minimalista, cierres invisibles, menos gráficos y estampados, costuras más tímidas.
El otro tema que también nos permite entender los sentimientos de la moda en esta nueva era es saber ¿Cómo afecta la bondad en la parte de diseño?
Sin duda se refiere a un tema social y multicultural. El 2020 el tema central en toso el planeta se refirió a sucesos de inclusión, de antidiscriminación.
Tal como lo dice Ada “Las estructuras nos obligan a rediseñar nuestros conceptos de valores. Los jóvenes, las nuevas generaciones están creando y fortaleciendo sus propias reglas. En contra de las injusticias. A través de redes sociales, pueden desparecer marcas, la fama de las personas con un solo posteo Internet”.
Y es verdad, si bien esta generación se está nutriendo emocionalmente de muchas tradiciones ancestrales, también la sabiduría de nuestros antepasados se ha fortalecido. Los protocolos sociales han cambiado para enmendar todo el daños social que el ser humano hizo en el pasado.
Y aquí también hay varios conductores, como La Nueva Moralidad que intenta desparecer y hacer que colapse la industria disruptiva, rompiendo reglas. Así se ve con la generación de protesta, como lo vimos en el capitolio. Todos tienen derecho a protestar, pero esto genera una tendencia y hábito de consumo que obliga a que las marcas se adapten a este tipo de valores, tal y como sucedió en la industria de la moda con la modelo canadiense Winnie Harlow, quién sufre de vitíligo, pero que con la presión social exige que la moda sea inclusiva, ella se ha colocado como una de las modelos mejor pagadas en la industria.
Las marcas y los minoristas deben aprovechar este momento de independencia, romper sus barreras y colaborar con sus competidores.
Aquí el diseño se proyecta el concepto de Bondad como un arte rococó de los años 70, clásico, con dorados, terciopelo y texturas porque vamos a rescatar el pasado. Se puede ver extravagante, con estampados y toques totalmente irreverentes que proyecten nuevos privilegios con suntuosidad.
Los valores de la Bondad se refiere a re-examinar nuestra historia cultural, resarcir nuestras relaciones globales, y admirar el nuevo simbolismo, que no es alienante para los demás, como el tema afro, que hoy es tendencia. Un pilar nativo que trata de poseer el pasado y re-pensar el futuro para adoptar la historia. El concepto de familia y hogar re-examina el patrimonio y las costumbres. Se trata de combinar lo antiguo con lo nuevo
Sin duda, a pesar de todo, estamos viviendo momentos fascinantes. Un cambio radical a la historia de la moda, donde las emociones presentes dictan el futuro de esta industria, porque es verdad, somos lo que llevamos puesto y también está de moda mostrar nuestras emociones al mundo entero para generar empatía.
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