31 Oct MINERAL DEL CIELO: HOTEL HIP Y SALVAJE
Por Luis Menchaca
San las 10 de la mañana y estoy en la carretera 57. Quiero conocer un destino carretero que mantiene la historia de un pueblo fantasma, se trata de Mineral de Pozos, donde hay un relativamente nuevo hotelito que se ha basado en un mundo arquitectónico. Su nombre Mineral del Cielo, un lugar que parece hecho a mano, con piedra caliza extraída de la región.
Mineral de Pozos fue un pueblo minero guanajuatense, de donde se extraía plata y oro en la época porfiriana. Pero éste quedó en el abandono cuando los túneles de las minas se inundaron debido al rompimiento de las paredes del manto freático, provocando el éxodo de sus habitantes, hasta convertirlo en un pueblo fantasma.
Hoy, Pozos tiene cuatro mil pobladores, muchos son nuevos residentes, la mayoría artistas y extranjeros, quienes han sido atraídos por la magia que aquí existe y por los hermosos predios coloniales.
La zona conocida como “las ruinas”, donde se concentra el mayor número de construcciones abandonadas -ahora ya en reactivación debido a la inversión que aquí ha llegado, invita a llevar una botella de vino, descorcharla y viajar por el tiempo mientras la mirada se pierde en los detalles de cada edificación del siglo XIX, cuando extraían las riquezas de sus minas
HOSPEDAJE EN MINERAL DEL CIELO
La propiedad es espectacular, data de 1894 y fue un centro de operaciones de una compañía minera, propiedad de don Abraham Cruz, un personaje que -cuenta la leyenda- ponía a sus minas nombres laicos, y no de santos católicos, como era costumbre, nombrando a esta El Danubio.
La propiedad fue adquirida por nuevos propietarios en 2013 para rescatar la antigua mina y darle vida a través del turismo, respetando el paisaje, con instalaciones subterráneas, inspirados igual que don Abraham, en el hermoso cielo azul que desde aquí se puede ver.
Cuenta con apenas tres habitaciones. Dos de tipo loft diseñados para siempre poder admirar el desierto, con grandes ventanales que enmarcan los paisajes naturaleza. Otra más parece ser una antigua bodega que también incluye diseños contemporáneos y una decoración singular.
Es curioso como se conjuga el lujo con la naturaleza salvaje del desierto. En el jardín escultórico se pueden ver obras del artista Jorge Marín, también hay un laberinto natural de gran formato en piedra caliza para caminar, así como la mina que le da sentido a la propiedad, construida en el siglo XIX. Y al fondo, la habitación rodeada de jardines de lavanda, biznagas y cactus.
Por allí se asoman algunos burritos mientras disfruta de mi taza de café en el jardín, las aves anuncian el nuevo día y yo espiro profundamente e imagino la siguiente travesía carretera, hacia otro pueblo mexicano.
EN LA RED: mineraldelcielo.com.mx
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