SAN DIEGO: ESPÍRITU ROCK STAR

SAN DIEGO: ESPÍRITU ROCK STAR

Texto y fotos: Pepe Treviño

Los conceptos de viajes de lujo han cambiado. No se trata de dinero ni suntuosidad efímera, se trata de exclusividad en cada experiencia recibida. Pero cuando el viaje conlleva el espíritu de libertad, todo sucede de una forma singular, emotiva.

Así fue nuestro viaje a San Diego, California.

Yo presumía de ser un viajero inmune a sorprenderme en la ciudad de San Diego. Creía haberlo conocido todo. Pero a mediados del mes de noviembre fui invitado a esta ciudad fronteriza californiana para asistir a la presentación del álbum de la banda Mrs. Henry, sí, una banda musical que demuestra que el rock & roll no ha muerto.

Si me hubieran dicho que el viaje sería al estilo de un rockstar, no lo hubiera dudado dos veces. Aún sin saberlo, acepté. Un itinerario que incluyó hoteles singulares, gastronomía de peso pesado y accesos VIP a diversos spots, donde –obvio- la música fue el hilo conductor.

Llegué al anochecer a esta, una ciudad que fue reconocida por ser una de las bases de la marina desde la Segunda Guerra Mundial, cuando las fuerzas armadas tuvieron la posición dominante en la economía local. No obstante, desde el final de la Guerra Fría disminuyó considerablemente la presencia militar y desde entonces este puerto se convirtió en un santuario para quienes viven la vida relajadamente, por la moda smart business y por tener una residencia cerca del mar.

Mientras avanzo a bordo de un taxi, desde el aeropuerto, en el número 500 de la calle W Broadway, el chofer me informa que he llegado a mi destino, a una fachada de principios del siglo XX. Es The Guild Hotel, una leyenda del hospedaje en San Diego desde el año 1924, que renació en el año 2019 como un tributo al icónico e histórico edificio de las Fuerzas Armadas y con una rica historia que lo relaciona con la YMCA.

He realizado el check in y decido tomar asiento en la hermosa barra del bar del hotel. No puedo dejar de sentirme atraído por este espacio que proyecta un diseño sofisticado y vintage, con materiales que mezclan texturas, como mármol, cuero y acero; destacan gracias a la glamorosa iluminación que me recuerda a unas vacaciones en el sur de Europa.

El menú de cócteles es igual de elegante. Esto gracias al jefe de camareros Robert Chacon, que en colaboración con el asesor de bar Lee Zaremba crearon tragos únicos y un menú de alimentos presentados con originalidad y estilo. Una experiencia diseñada intencionalmente para cada cliente.

Después de beber un tradicional old fashion, veo que aún es buena hora y analizo en google maps que me encuentro cerca del barrio Little Italy. No dudo en caminar para cenar en el restaurante Mona Lisa, toda una institución culinaria italiana desde 1956, un sueño materializado por don Stefano Brunetto, que enriqueció la comida y la cultura italiana en el área.

El olor a especias italianas me hace salivar y decido pedir una bruschetta tradicional italiana y un Frutti di Mare preparado con pulpo, almeja y laurel ligeramente salteados, acompañados con tomate, albahaca, aceite de oliva, cebolla y ajo que armonizan sobre una cama de linguini. Veo que hay una extensa carta de vinos, pero me encuentro en la meca de la cerveza artesanal y en el listado aparece una Hazy IPA que va muy bien con mis alimentos. Un buen cierre para ser la primera noche en San Diego.

 

ROCKSTAR UPGRADE

San Diego es inconfundible para los que nos gusta caminar. Al ser un destino californiano es imperdible transitar cerca del mar y disfrutar del paisaje que es flanqueado por el océano Pacífico.

La avenida Harbor Drive es un buen lugar para aclarar el panorama acerca de lo que es posible hacer en este destino. Pero, además,  se encuentra el museo del USS Midway, un portaviones retirado, hoy anclado de forma permanente; está abierto a los visitantes que desean conocer y recordar el pasado militar que caracterizaba a esta ciudad, como ver decenas de aviones de combate retirados y las instalaciones mismas en donde vivía la tripulación durante los combates en altamar.

Pero las caminatas generan apetito. Y qué mejor que despedirnos de este spot bélico mientras admiramos la estatua llamada The Unconditional Surrender, la icónica imagen de ocho metros de altura, la réplica de la galardonada fotografía tomada por Alfred Eisenstaedt en 1945, en Times Square, Nueva York, después de que se anunciara el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Allí, frente al monumento, se encuentra Fish Market, otro sitio emblemático para comer. Es informal y la materia prima del mar es tan fresca como el Pacífico que flanquea la terraza de este lugar. Así que ni se te ocurra ver la carta de carnes o pollo, ve por el Pescado ono hawaiano asado al grill con leña de mezquite. También las Brochetas de pez espada al teriyaki, un calamari fritti, mejillones al vino blanco o los ostiones naturales, que prometen sabor y poder.

En temporada puedes pedir langosta estilo Puerto Nuevo, servidas con arroz español; o compartir un plato de almejas, camarones, mejillones y langosta horneada, todo cocinado a fuego lento en caldo Old Bay. Y desde luego, seleccionar un buen vino californiano para encontrar el maridaje perfecto.

Es tiempo de hacer mi check out para dormir en otro palacio de los sueños. Andaz, el hotel ubicado en el centro de San Diego, la mejor ubicación para vibrar la vida nocturna del destino.

Bien dicen que la primera impresión es lo que genera un perfil en nuestra imaginación. Pero cuando se trata de un servicio de hospedaje, esto es más que elemental. Y en Andaz San Diego tuve una recepción como, nuevamente lo comento, una estrella de rock. La recepcionista me invitó un vaso de cerveza de la casa mientras me registraba, recordemos que me encuentro en la capital de la cerveza estadounidense. Sin duda una recepción real donde todo sucedió en minutos.

La recepcionista me recomendó desayunar o beber una copa de vino en el restaurante RoofTop600. Me dio mis llaves electrónicas y la emoción por descubrir lo que había detrás de la puerta con el número 232 me hizo recordar mi inmunidad a la capacidad de asombro. Una superficie de 50 metros cuadrados que derrochaba arte en cada rincón y un diseño de interiores con una paleta de colores muy divertida. Una amplia ducha de cabina con regadera de lluvia y teleducha, un poco kinky al quedar descubierta a un costado de la cama. Pero vamos, este viaje se trata de ser una estrella de rock.

 

EL LUJO DE LOS DECIBELES

Es la hora de ponerme la chamarra de cuero para salir a vivir la movida rockera en San Diego. Me dirijo al Music Box, el sitio en donde se presentarán los anfitriones, la banda Mrs. Henry, un cuarteto de músicos talentosos que me trajeron hasta aquí para demostrar que el pulso del rock sigue vigente al presentar su álbum “Keep on Rising Act I – The Sex Sells, Love Drugs, Rock N Roll Society”.

Pero esta sala de conciertos también derrocha lujo y cumple los caprichos de cualquier celebridad. El Music Box es digna de todo aquel músico que se considere o pretenda ser una celebridad. También para el serio consumidor de música que desea ser tratado como rey, obvio, si se encuentra en la lista VIP.

Music Box San Diego está muy bien decorado y cuenta con tres pisos. En el primero hay un área común para estar de pie, en directo con las bandas; en la segunda planta hay mesas más cómodas; mientras que en el tercer piso se encuentra la mejor experiencia VIP. Con un mixólogo que prepara los cócteles más elegantes, como si fuera un alquimista.

Y de la acústica, ¡wow! Al subir las escaleras descubrí la calidad de audio que sacudiría mi certidumbre al compás de lo que presentó Mrs. Henry. Literalmente, pude sentir la música en mis huesos, porque el edificio fue diseñado para tener una acústica perfecta.

El espectáculo fue increíble, Mrs. Henry demostró lo que la ópera rock puede hacer en estos tiempos donde la pandemia, la tecnología, las máquinas y la frivolidad parecen otorgarle poder a todo aquel remedo de músico que se cree influyente. Pero como bien lo dice el chef Alain Ducasse: “Sólo lo supremo es verdaderamente supremo”. Y así lo demostró esta gran banda de rock que nos permitió respirar… o mejor dicho escuchar algo fresco, a pesar que el rock and roll, aseguraban los “críticos” de la industria musical, se encontraba en coma.

¡Qué noche! Este día acabó como lo imaginé. Buena música, comida, tragos y nuevos amigos. ¿Qué más se puede pedir en esta época de la vida donde todo, después de la pandemia, parece renacer?

 

KOVÉ HARD YERBA MATE

El Barrio Logan, en el centro de San Diego, se ha transformado en un venue de cafeterías, pequeños restaurantes y cervecerías artesanales. Un ejemplo es Kové Hard Yerba Mate, una sala de degustación al aire libre, en un hermoso jardín, que produce una bebida alcohólica natural con infusión de diversos tipos de plantas y frutos.

Se trata de un producto que se ha puesto en boga para los amantes de las bebidas carbonatadas, de las hard soda, solo que ahora con diferentes niveles de infusiones y fermentación para obtener una bebida refrescante, elegante y deliciosa.

www.drinkkove.com

 

HOUSE OF BLUES

House of Blues, la leyenda de salas de conciertos de rock, tiene un espacio en San Diego, justo en el corazón de la ciudad. Esta sucursal del rock también cuenta con un servicio VIP que incluye, desde el acceso, toda la parafernalia musical necesaria para la diversión, incluyendo un servicio personalizado, buena comida y excelente mixología; incluso, con la posibilidad de disfrutar de lo que llaman Country Brunch Live, que incluye un menú sureño, bloody marrys y mimosas sin límite. Perfecto para sacar el espíritu rockstar que llevamos dentro.

www.houseofblues.com/sandiego

 

SAN DIEGO: www.sandiego.org

THE GUILD HOTEL: www.theguildhotel.com

ANDAZ SAN DIEGO: www.hyatt.com/es-ES/hotel/california/andaz-san-diego/sanas

THE MUSIC BOX: musicboxsd.com

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