01 Jun MONTEPULCIANO: VINOS EN ESCENARIO MEDIEVAL
POR CINDY AGUSTÍN / FOTOS: PEPE TREVIÑO
Había leído que los vinos elaborados en Italia tenían un “brío gastronómico en copa”. También había leído que a pesar de una producción generosa de la Sangiovese; los vinos se percibían en boca “sin cuerpo y sin color”; sin embargo, en recientes años estaban elaborando caldos con mayor color y sabor.
Llegué a Montepulciano, ubicado al sur de la Toscana. La entrada de Porta al Prato me recibe con lluvia tenue pero constante. El centro histórico de la ciudad se recorre mejor a pie; con edificios históricos impregnados de estilo gótico y medieval. Antes de iniciar el tour, comenté: “Probaré un vino Nobile de Montepulciano en alguna de estos establecimientos…”. La negativa respuesta me hace dejar atrás la Porta di Bacco -una enoteca de diseño contemporáneo-; la caminata en Via di Gracciano nel Corso, se realiza en aceras con puertas abiertas de varias enotecas que disponen sus cajas de vino para venderlas por mayoreo. La oferta es democrática, así como se observan Valdipiatta (la marca de Giulio y Miriam Caporali) y Monte Antico, por otro lado, un Nebbiolo del winemaker de Cesare Porello (su vino Marco Porello), se observan los vinos de gama alta como Poggio di Sotto (Brunello de Montepulciano), Podere Le Ripi (una bodega biodinámica ubicada en Montalcino) y el reconocido, Biondi-Santi.
TOUR MEDIEVAL
La historia determina que esta ciudad (y en la Toscana en general) fue el asentamiento de la cultura etrusca (presumiblemente data del siglo IX a.C.), civilización enfocada en los avances agronómicos, amantes del lujo y la literatura. Hay hallazgos arqueológicos ubicados en la Enoliteca del Consorzio Vino Nobile de Montepulciano, cubiertos con un piso de vidrio que es el suelo de la sala de degustación; una visita obligada para el amante del vino. Este sitio resguarda la información sobre la Denominazione di Origine Controllata (D.O.C.) “Vino Nobile di Montepulciano”, reconocida por el gobierno italiano desde la década de 1960; este nuevo reglamento sacudió el mercado, reguló la producción y ponderó la constante calidad. El prestigio venía y se enfatizaba en la etiqueta que algunos vinos en la Toscana llevarían la aclaratoria: D.O.C.G. Y este sitio conserva estos primeros vinos que se dieron a conocer en el mundo.
Un lugar que dispone máquinas de degustación de autoservicio, con más de 100 botellas a elegir. El cliente adquiere unas tarjetas con chip integrado para tan solo presionar el botón que indique 33 cc (o 33 ml), con la disposición del precio, pues se puede servir una copa completa de caldos de bodegas que se pueden ubicar en el mapa alrededor de esta pequeña ciudad, que en Italia llevan nombre de Cantinas: Il Macchione, Villa I Cipressi, Le Bèrne, Crociani, Serraglio.
Teníamos que visitar la Plaza Grande donde se impone el duomo construido en honor a Santa Maria Assunta, que comparte espacio con varios palacios como Contucci y Nobili-Tarugi, que se construyeron en el siglo XVI. Sin embargo, parece que este pueblo no se pude deslindar fácilmente del vino. Conforme se camina se lee cantinas, vinotecas, restaurantes con catas. Pero además, el grupo tiene hambre y ganas de probar el tan afamado tinto de la Toscana.
COMIDA TÍPICA TOSCANA
En el número compartido 27/29 en la Via di Voltaia Nel Corso se ubica Caffè Poliziano, con servicio de restaurante, pero también: caffeteria, pasticceria, sala da tè. El edificio data del siglo XIX; fue en algún tiempo un importante teatro, desde entonces se había dispuesto una sala de café. Ya para 1894 se hablaba del Caffè Poliziano, como un punto de reunión para charlar y jugar a las cartas.
El espacio celebra la tradición del café en Italia que se remonta a 1640. Sin embargo, el restaurante ofrece una cocina típica de la Toscana. En el menú se lee: Galleto al Forno; Fileto di Maiale con reduzione al Vino Nobile, Tagiatelle con Ragú de Pato, Ñoquis a la Poliziana, Tagliata alla Senese (con romero y pimiento verde); Solomillo de cerdo con reducción de Vino Nobile, una carta amplia que maneja un binomio precio-calidad efectiva, con vinos producidos en la región.
En este edificio histórico, de 1868, los muebles parecen disponerse sin afectar el paso del tiempo; las fiestas del teatro se quedaron impregnadas en los floreros y los espejos decorados en pintura dorada. El restaurante tiene un ventanal con una de las vistas más exquisitas de Montepulciano; varios son los clientes que le han dado valor a esta terraza.
LA DEGUSTACIÓN
Regresé a la Porta di Bacco (Via di Gracciano nel Corso 106), necesitaba saber a qué se referían con el “brío gastronómico”. Me recibe Francesco y me dispone los vinos que se encuentra en la máquina de muestra. Elijo dos opciones La Braccesca (2020); Grattamaco (2019) Bolgheri Superiore; quiero probar un supertoscano. La degustación es servida en elegantes copas, la primera impresión en la vista son vinos de un rubí brillante, se inicia la olfatación y la pimienta se despega, sobre todo en los super toscanos. “¿Qué te parecen?”, me pregunta Franceso. Le comento de los supertoscanos que les identifico con el recuerdo de la pimienta muy presente, sin embargo, al probarlos comienzo a detectar un tanino muy equilibrado, una elegancia definida. “El Nobile di Montepulciano tiene sutileza, sin embargo, el supertoscano me dice ‘aquí estoy’, marca muy bien su personalidad”.
Sin contemplarlo, Francesco me acerca una botella que resalta Sondraia (2019) Bolgueri Superiore, Poggio al Tesoro; “prueba este vino Bolgheri Superiore DOC, Sondraia, Poggio Al Tesoro, un vino de mezcla bordelesa muy sofisticado”… Cuando lo pruebo le comento: “Se distingue una esencia frutal, tanino marcado, herbal, una elegancia y armonía”.
Me afirma con la cabeza. Mientras me habla de las uvas Sangiovese cuya uva tarda en madurar para que sea expresiva… Desearía que el tiempo se detuviera; me entusiasma estar en un espacio bello y resguardado de personas cultivadas sobre las cepas italianas y los caldos que generan… Ya es hora de empacar pues la región del Véneto me indica dirigirme al norte del país. En el momento de solicitar la factura de la degustación; Francesco me dice que no es nada. ¿Pero cómo?, le pregunto. “No te cobraré la degustación, pues aprecio conversar con personas de las cuales obtengo una retroalimentación. Ha sido un placer”.
Esta ciudad italiana de importancia histórica, Montepulciano, me demostró en una visita rápida su faceta culta; su regalo mágico, su riqueza vitivinícola.
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