FEROCE: CULTURA GASTRONÓMICA MEDITERRÁNEA

FEROCE: CULTURA GASTRONÓMICA MEDITERRÁNEA

Por Pepe Treviño

Hay dos tendencias para disfrutar de la comida mediterránea en México. O es mala como la depresión y el glutamato mono sódico de la salsa de tomate enlatada, o es fascinante como el mismo territorio.
En México existen estos dos fenómenos, pero hablemos de lo bien hecho, de esta gastronomía ejecutada con calidad y corazón, así lo demuestra el restaurante Feroce, ubicado en la colonia Roma Norte de la CDMX.
El espacio se encuentra en una casona de arquitectura de estilo neoclásico. Solo hay que subir una escalera que luce un hermoso barandal de herrería para llegar al spot, compuesto por un salón decorado sobriamente, son una paleta de colores cálidos, lámparas colgantes y candelabros de tipo victoriano.
El sitio es pequeño, íntimo, perfecto para una gran experiencia gastronómica. Aquí no importa ver y ser visto, en este lugar la estrella es lo que sucede en el paladar, con el olfato y el ambiente sonoro, conformado por una gran selección musical.

LA EXPERIENCIA FEROCE
Las mesas -de mármol- son el escenario de un festín culinario conformado por los 35 platillos que se encuentran en la carta, dividida en seis secciones.
El comensal, sentado en cómodas sillas y taburetes forrados en terciopelo, tiene una gran vista hacia la cocina abierta. Espacio donde sucede la magia directamente en los fogones, una cocina italo-mediterránea disruptiva, pero sin perder la esencia de o que promete una receta tradicional.
Lo comprobamos con los siguientes platillos.
La burrata, la clásica, pero un twist muy interesante, que incluye jitomate deshidratado y arúgula, aceite de oliva y balsámico, pero el buen tino de ser brevemente ahumada antes de servir.
Continuamos con Frito de Mar, los tradicionales aros y tentáculos de calamar frito acompañado con salsa de tomate, un platillo que maridó muy bien con un coctel elaborado con chatrese…
Llegó la hora del carbohidrato y qué mejor que probar el pappardelle, la pasta clásica de la Toscana. Este vino bañado con una fondue de quesos grana padano y gorgonzola, coronada con un top de trufa negra. Este platillo nos hizo cerrar los ojos, demostrando que son unos maestros para elaborar sus propias pastas.
La carta nos coqueteó la zona de verduras, así que pedimos unos elotitos tiernos, tatemados, con alioli de epazote y poquito de chile, que nos hizo recordar a los elotes de pueblo. Y tampoco podíamos dejar de probar los pimientos dulces, rostizados, rellenos de queso provolone ahumado y panko.
Para cerrar optamos por pedir el tiramisú, todo un espectáculo en la mesa, pues a pesar que es un postre tradicional italiano, en Feroce viene decorado con una rosa bañada en nitrógeno que es destruida sobre el mismo postre.
Otro capricho dulce fue el kazandibi, un plato de origen turco que es preparado con leche caramelizada, arroz y ralladura de pistache. Toda una oda al imperio Otomano.

LA MANADA
Feroce incluye y en algunas ocasiones fusiona la cocina italiana mediterránea con esencia de Grecia, Turquía, Israel, España y países árabes.
Los maestros del fogón imparten cursos para hacer pasta desde cero. Elabora tu propia pasta y acompáñala con una copa de vino.
Los domingos cuentan con un brunch estilo israelí, de 8:30 am a 1:30 pm.
Feroce también tiene su propio bar, un speakeasy donde los mixólogos rozan con el mundo de los alquimistas. La carta va de lo clásico a lo experimental

DÓNDE: Tonalá 144-Primer piso, Roma Nte., Cuauhtémoc, 06700 Ciudad de México, CDMX.
EN LA RED: feroce.mx / IG: @feroce.mx

 

 

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