CHERRY CIRCLE: ALIMENTANDO A LA SOCIEDAD SECRETA EN CHICAGO

CHERRY CIRCLE: ALIMENTANDO A LA SOCIEDAD SECRETA EN CHICAGO

Por Pepe Treviño

Cherry Circle Room es la reinvención del icónico restaurante que ha prestado servicios al icónico club Chicago Athletic Association -hoy convertido en hotel- por varias generaciones, desde 1890.
El espacio fue reinventado y restaurado por el estudio Land and Sea Dept., que fusionó las características históricas originales del edificio con elementos de diseño moderno.
Es un sitio íntimo que derrocha lujo. Ha sido galardonado con el premio James Beard, que consideró la referencia que hace a la cultura de los clubes y membresías exclusivas del siglo XIX, ofreciendo una mirada furtiva y lúdica al pasado.
El restaurante parece la biblioteca escondida de un excéntrico millonario. Por allí se ve un busto de Abraham Lincoln, por otro lado se descubre un casco de buzo de aguas profundas mientras los elegantes alrededores irradian un brillo desde los estantes de madera de cerezo, iluminados por lámparas tipo art decó.

SESIÓN ESPIRITISTA

Allí, en medio del salón que derrocha ostentación estilo hip vintage, tomé asiento para evocar a los espíritus del pasado que conformaban las sociedades secretas que frecuentaban este lugar.
El médium fue la chef Mari Katsumura, que ha creado un menú rústico pero refinado, inspirado en los platos originales del Chicago Athletic Association. Son recreaciones de clásicos con versiones creativas, todos elaborados con los mejores y más frescos ingredientes de la temporada.
La sesión comenzó con unos mejillones estilo thai, preparados con curry, echalot, citronela y lima kafir, acompañado por pan de masa madre. El encuentro espiritista continuó con un crisp pork belly acompañado con una ensalada de jícama, papaya, jalapeño, cilantro, bao al vapor y salsa hoisin.
Los alimentos son ejecutados con destreza, pero nada como el ribeye añejado por 30 días, bañado con una salsa bordelesa, preparado con maestría, al puro estilo francés.


Las bebidas, ya sean concebidas por la superestrella de los cócteles Paul McGee o recreadas a partir de recetas centenarias de Jacques Straub, dan en el blanco. La mesera me recomendó el cóctel Byrrh, una atractiva mezcla del oscuro aperitivo francés con whisky de centeno y vermú dulce, fue como «un Manhattan al revés».
Y los ambiciosos postres también son alucinantes, como el delicioso flan con pastel mango chiffon, coco tostado y lima ¿Innecesario? Claro, pero parece y sabe a puro hedonismo.
En definitiva, cenar en Cherry Circle Room es una experiencia peculiar, histórica, que permite imaginar el pasado de este gran espacio, un edificio ícono en la escena de la ciudad que resalta por su arquitectura y legado.

La chef Mari Katsumura ofrece una versión de desayuno japonés que se ha vuelto muy popular entre los viajeros.

EN LA RED: www.lsdatcaa.com

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