27 Ago NYOTAIMORI: EL MITO SAMURÁI
Por Viko Lukániko / Fotos: Colección de Roman Kasei
Algunas veces la gastronomía y las experiencias sensitivas mantienen una delgada línea entre el arte y la objetivación del cuerpo humano. Se trata del Nyotaimori, la práctica de comer en cuerpos humanos que generó muchas críticas por su naturaleza, que roza en lo degradante.
Los restaurantes de Nyotaimori aseguran que la práctica del body sushi nació durante la antigua cultura japonesa. Afirman ofrecer una auténtica experiencia japonesa, otros aseguran que el nacimiento de este festín gastronómico comenzó en el siglo XVII, durante el período Edo de Japón (1603-1868), cuando los guerreros japoneses, samuráis, visitaban las casas de las geishas para disfrutar del Nyotaimori y de esta forma celebrar la derrota de un enemigo. Los samuráis se divertían en una casa de geishas, disfrutando de su victoria. Otros dicen que se originó en familias criminales japonesas, disfrutadas por miembros ricos y poderosos de los Yakuza.
Sin embargo, aunque hay muchos comentarios acerca de esta actividad en la historia de Japón, hay pocos documentos que evoquen las historias de origen, por ello el Nyotaimori es toda una misteriosa experiencia oriental. Quizá por ello es común que los eventos que prometen esta actividad son extremadamente costosos.
Aunque no sabemos con exactitud de donde sea que haya nacido el sushi Nyotaimori, a la fecha es difícil encontrar un restaurante o establecimiento que ofrezca este extraño bacanal, el Nyotaimori siempre ha estado al margen, sucediendo solamente en los barrios más sombríos.
En occidente el sushi llegó a los menús y se ha vuelto un platillo que no ha pasado de moda, por ello es común que en restaurantes de Nueva York o Los Ángeles sí existan eventos de este tipo, sin embargo no son de tipo tradicional, donde algunos argumentan que comerlo sobre un cuerpo perfecto de una mujer o un hombre es una extensión de la ceremonia de preparar y comer sushi.
Para encontrarlo uno debe adentrarse hasta el corazón rojo de Tokio, su barrio de promiscuidad, para encontrar un sitio que ofrezca manjares sobre cuerpos desnudos. No es tan sencillo encontrar lugares donde presenten Nyotaimoris, muchas veces asociado a la prostitución y las mafias. Además, aún cuando la cultura japonesa expide sensualidad y erotismo, el desnudo continúa en el baúl de los tabúes. Esto claro envuelve al ritual en un aura excitante. El Nyotaimori, “presentación del cuerpo femenino” y su versión masculina, Nantanimori simbolizan la unión entre gastronomía y erotismo, un acercamiento light a la sitofilia que sólo frecuentan comensales de mente abierta y atrevidos que buscan nuevas sensaciones y experiencias al comer.
CUERPO COMO CHAROLA DE EMOCIONES
Finalmente, la ley de la atracción asegura que quién busca, encuentra. Con dinero digno a sacrificarse por mi morboso apetito y preguntando a las personas indicadas, me adentro en un local que promete subir una barrita más en mis excentricidades culinarias.
El cuerpo humano, aquél que nos contiene, es carne que subconscientemente nos genera hambre; un apetito feroz. Desde el beso hasta el sexo oral, son un acercamiento de la boca a la carne, saciar nuestra hambre interminable, llenar el fondo de nuestra existencia.
Por ello, no me parece extraño sentarme frente a una mujer inmóvil como vianda de la noche. Aquel cuerpo respira pausado, como las plantas, a un ritmo imperceptible al ojo humano. Le cubren partes del cuerpo con hojas de plantas delicadamente dobladas. Otros con flores tropicales. Sobre su piel, en una caricia muda, yacen los platillos de hosomaki de salmón o su versión inversa uramaki, arroz envuelto en alga, relleno de pepino y sashimi, filete de pescado crudo en bolas de arroz, bollos rellenos de tataki. Con mis palillos tomo un sushi de pulpo que revela su tersa piel, la caída de su seno; levanto un trozo de sashimi para liberar las curvas de su vientre, el contorno de un templo que me seduce a continuar, explorar a bocados y con rebanadas de jengibre, la belleza del cuerpo humano.
POLÉMICAS EN LA MESA
Nyotaimori y Nantanimori no escapan de la polémica social. Los críticos arremeten al considerarlos denigrantes a la dignidad de la mujer, o una grosería al templo corporal. Otras regiones, como China, vetaron este tipo de presentaciones argumentando la falta de salubridad, generada por alimentarse sobre un cuerpo humano. Incluso algunos en Japón afirman que esta tradición es un invento moderno, nacido del morbo de turistas occidentales en su país.
Lo cierto es que esta “tradición culinaria” se mantiene vigente, por lo que se ha popularizado en los bajos mundos del food play.
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