COLMILLO: FOODIES & MELÓMANOS

COLMILLO: FOODIES & MELÓMANOS

Por Pepe Treviño

En la ciudad de México hay pocos restaurantes con una auténtica vibra hip, como Colmillo, un restaurante que ha roto los estereotipos que dictan “está bonito pero el menú se quedó cortito”. No, aquí todo sucede para agudizar los sentidos a través de buenos platillos y una atmósfera donde el comensal pierde la noción del tiempo.

Colmillo abrió desde hace año y medio en la capital mexicana, tiempo récord para los restaurantes que se arriesgan a crear conceptos innovadores en la CDMX hasta que fracasan debido a la falta de experiencia en la operación.

Pero este restaurante ha llegado para quedarse, para satisfacer al foodie hedonista que gusta por ver y ser visto en la colonia Polanco, en la avenida más lujosa de México, la arteria Presidente Masaryk.

La filosofía del restaurante conjuga sabores regiomontanos con un twist de street food al estilo Los Ángeles y Nueva York, con ingredientes de todo tipo, desde carnes y mariscos hasta sopas, donde el chef Jerry Soto comanda la cocina, ejecutando platillos creativos, como la clásica col asada con jugo de carne, aderezo de pistache y aceite de trufa. Los tacos de filete con tuétano; el puré de papa trufado; los tacos al pastor o los postres como el pastel de zanahoria con salsa de caramelo y pretzels. Pero también respeta el ingrediente al máximo, como se comprueba con la barra cruda que atesora King crab, ostiones kumiai, hamichi, almeja pismo, atún toro, entre otras delicias.

ESPACIO FUNKY

En Colmillo el arte funge como inducción antes de tomar asiento gracias a un diseño y curaduría de arte bien ejecutada por parte del estudio de arquitectura Oficina Sarmiento Legorreta. Por ello se pueden reconocer, en las paredes y sitios insospechados, obras de reconocidos artistas, como el escultor Aldo Chaparro, el surrealista Pedro Friedberg y los fotógrafos Napoléón Habeica e Yvonne Venegas, que enmarcan la experiencia gastronómica para lograr un spot sui generis, ecléctico, con pasión en cada detalle (como la vajilla Versace), logrando una paleta de colores que nos remite al glamour de diversas épocas que se extiende por todo el restaurante.

Indiscutiblemente la ambientación sonora es parte de la filosofía, porque aquí se vive un maridaje sonoro entre la música y la comida, donde el rock, la música experimental, el funk setentero y el hip hop invaden el sentido auditivo en cada bocado.

  • Colmillo también tiene sedes en las ciudades de Monterrey y Guadalajara y mantiene la misma filosofía: buena comida, ambiente y excelente coctelería.
  • En Colmillo se encuentra “Testarossa”, un speakeasy que cada día atrae a los foodies amantes de la mixología.

Colmillo Masaryk: Aristóteles 124, Colonia Polanco, CDMX, 11560

EN LA RED: https://colmillo.mx

 

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